¡Vaya tela con Trump! Dice el refrán que no se le pueden
pedir peras al olmo, ¿y qué peras te puede dar un olmo que afirma que podría
disparar en la 5ª Avenida sin perder votos? Este ha hecho de Estados Unidos su
cortijo, porque hay gente para todo y, como diría mi difunto padre, este es un
cateto “jarto” de papas. En fin, que se ha pasado una semana en Europa
enseñando el plumero.
Vamos por partes. En la cumbre de París, aquí mi primo – yo llamo
primo y prima a todo el que no es de mi familia y me cae como el culo, como es
el caso de este “ser”, que dudo muy mucho que en algún momento de su vida fuera
humano, y tampoco es un Señor, porque para eso hay que tener mucha educación y
mucha clase, y eso, querido primo, no lo compra el dinero, te jodes como
Herodes -.
Voy a ir al grano, porque es la primera vez que escribo un
post viajando en coche, y me estoy mareando más que si fuera en La Perla Negra
con los Piratas del Caribe.